La verdad, mientras siempre he sido atraído hacia el arte de la música Flamenca, no puedo decir que he estado observando todos los lanzamientos hechos bajo este estilo. Conozco los más nombrados o, al menos, los que han obtenido más vistas internacionales. Y no a fondo. Por ejemplo, podemos citar al fallecido Paco de Lucía; el álbum que grabó hace más de diez años Diego el Cigala junto a Bebo Valdés, Lágrimas Negras , en el 2.003, específicamente; un poco de lo que ha hecho Enrique Morente; y, al que sí puedo decir que seguí y es uno de mis cantantes favoritos, Camarón de la Isla.
Sin embargo, en lo que se refiere al Flamenco actual, soy un completo ignorante. No sé cuáles serán los mejores o peores cantaores, pero, lo que sí sé, es que, tras escuchar este disco, encontré a la cantaora contemporánea que creo que más de uno andaba buscando: Rosalía.
Rosalía es una muchacha española de veinticuatro años, para el tiempo en que lanzó esto, que, para su corta carrera, ha demostrado tener una habilidad para adaptarse a múltiples estilos. Por ejemplo, en este trabajo, Rosalía está inmersa en el Flamenco. Aquí, no hay fusiones ni nada. Es Flamenco puro. No obstante, la muchacha ha grabado con varios músicos urbanos, como el español C. Tangana (Que no le veo lo grande que hablan muchas páginas de ese País) y, recientemente, con J. Balvin. Y, en todas sus colaboraciones e interpretaciones, la muchacha brilla más que el Sol.
No cabe duda de que, al escuchar Los Ángeles , el cual descubrí gracias un video de The Needle Drop, quedé enamorado completamente de la artista. No diré que es un álbum perfecto, pero, de fallas, tiene muy pocas.
Lo que me llamó la atención de este disco es la diversidad de Rosalía. Su enorme juego vocal. En ciertas canciones, ella cambia su voz a un tono en extremo dulce y, en otras, se vuelve más visceral. Su sonido vocal es muy teatral. Cierras los ojos y parece todo una obra de teatro. Unos relatos de dolor que Rosalía se encarga de cantarte con una explosión de emociones. Y es que ese teatro y ese dolor palpable es proveniente de algo: La muerte. La muerta ronda este disco. Hay una tristeza cruda y salvaje en una obra que posee una instrumentación tan minimalista. Si te das cuenta, el disco sólo es a voz y guitarra, la cual, mientras no diré que me decepcionó un poco, sí ignoré en parte debido a la voz de Rosalía, la cual me envolvió completamente.
Algunas canciones pueden ser más largas de lo que debían de haber sido, pero, exceptuando eso, éste es, por mucho, el mejor álbum de Flamenco que he oído en mucho tiempo. Da gozo escuchar un trabajo tan bien hecho y con tan poco de contenido, en lo que se refiere a los instrumentos. Por cierto, se me olvidaba, la última canción es un cover de Bonnie "Prince" Billy, ¿qué más pueden pedir?
Nota: 7/10
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