Desde que tengo memoria, y con mi creciente fascinación por la música trip-hop, descubrir a Thievery Corporation fue entrar en un mundo distinto, o mejor dicho, muchos mundos distintos. A mi parecer es uno de los ensambles más eclécticos que he escuchado (Sí, se que son un par de DJs y productores pero, como en sus conciertos siempre son un ensamble, me refiero a ellos así). Literalmente, su rango musical incluye trip-hop, hip-hop, reggae, música árabe, ska, bossa nova, acid jazz, chill out, downtempo, música hindú, lounge, entre otras. Su estilo es, definitivamente, difícil de clasificar.
Cuando escuché "Lebanese Blonde", me quedé enganchado a la sitar que se escuchaba en la canción, aparte de la seductora voz de Pam Bricker (Que en paz descanse). Después de escuchar eso, tuve que investigarlos y escuchar toda su discografía. Eran así de adictivos.
Unos meses atrás, estaba viendo un concierto de ellos en la KEXP, una radio que recomiendo mucho seguir, tienen unos increíbles conciertos diarios y descubres mucha música nueva. En ella, Thievery Corporation se presentó en un fantástico concierto que adoré de principio a fin y hablaron acerca de un nuevo álbum que iba a salir muy pronto. Obvio que me emocioné demasiado al escuchar esa noticia.
Justamente, The Temple of I & I (2017) es el regreso del ensamble, liderados por Rob Garza y Eric Hilton, con nuevos músicos y con más influencias (De ser eso posible). Es un disco que desde la portada te muestra una imagen que los representa a ellos de la mejor manera posible: Una banda viajera que va recolectando uno que otro músico de todos los países que ellos tocan; unos nómadas musicales que nunca se quedan quietos con un estilo, sino que tienen que asemejarlos todos.
Lastimeramente a mi enorme hype, el disco no llenó mis expectativas y les diré por qué: Habiendo escuchado tanto de Thievery Corporation en el pasado, siento que este trabajo carece de innovación o algún factor que lo haga distinto del resto de sus discos anteriores. No es un disco malo para nada; tiene unas pistas destacables que se pueden agrupar con sus clásicos como: "Letter to the Editor", "Strike the Root", "True Sons of Zion", "Love Has No Heart" y "Babylon Falling", pero lo demás es saltable. En serio, no es un disco que vaya a estar en la lista de los mejores del año de muchos (Es más, ni siquiera de los mejores del dúo, o ensamble, o como quieran colocarse).
En conclusión, considero que este trabajo, lejos de ser malo, es una decepción para un grupo que prometía muchas cosas en las entrevistas previas. Uno se imaginó que, con los miembros nuevos, iba a ser un disco más ecléctico que los anteriores pero, para ser sincero, es uno de los álbumes menos cambiantes que tienen; casi todo es dub y reggae, sin ningún verdadero gancho que te dejé pensando en ellos. Es el Thievery Corporation político y protestante que conocemos, pero sin la sustancia necesaria para marcar un hito en su ya longeva carrera.
Nota: 5/10
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