Comenzando con Flying Microtonal Banana (2017), el septeto australiano King Gizzard and the Lizard Wizard continuaron el año pasado con su reto autoimpuesto de estrenar cinco trabajos el mismo año. Una declaración bastante atrevida para el grupo, el cual nos ha tenido acostumbrados a uno o dos discos por año, pero no tanto material. Es una cosa que, siendo sinceros, me cansa un poco debido a que son cinco trabajos que le tengo que prestar atención para escribir algo. Me gusta escribir más cuando es un álbum por artista, a menos que me encanten demasiado los trabajos mostrados en el mismo año por un cantante o grupo (Véase Brockhampton). Pero, con el caso de estos, la tarea se me ha hecho un tanto incómoda. No me malentiendan; sus discos me parecen buenos. Sin embargo, no logran atraparme completamente como el caso de Nonagon Infinity (2016), que me dejó jadeando para cuando terminó ese loop infernal.
Si se acuerdan bien (Y, sino, aquí está), el experimento microtonal del conjunto me gustó, pero muchas de sus composiciones no me parecieron tan carismáticas como las del trabajo anterior. Aparte de que su concepto, en papel, era interesante, pero, en la práctica, no era tan impresionante. Eso hizo que mi motivación al prepararme para sus siguientes obras fuera decayendo un poco.
Aún así, hace unos días probé lo que sería el segundo trabajo de la agrupación y debo decir que, si ya pensaban en que estos australianos eran locos, no han visto nada. Murder of the Universe (2017), su segundo álbum en el 2017, es un álbum conceptual de lo más bizarro que verán en el Rock del año pasado. Es una obra que combina tres relatos distintos, en donde podemos ver una cantidad de elementos tan dispares como: Monstruos, bestias, robots, dioses y vómito. Sí, vómito. Son analogías a distintos tópicos como la locura, la identidad, el amor y la muerte. Ambientado todo en base a sus ritmos desenfrenados y casi esquizofrénicos, siguiendo con más experimentos microtonales y con dos narradores que aparecen, mostrándonos algo de calma ante tanto bullicio. La psicodelia es el núcleo principal en esta historia, aunque toman también influencias de distintos estilos como el Rock Progresivo y el Krautrock, siendo éste último probado en su anterior trabajo. La obra fluye un poco mejor que en su predecesor. Sin embargo, hay unos detalles que no cuadraron del todo conmigo.
Para empezar, las narraciones en el disco, aunque aportan algo de calma y un poco de humanidad dentro del caos, me resultan un tanto... no sé, ¿incómodas, podría decir?. No es como si me molesten, pero me hace sentir el álbum un tanto sobreactuado. Además, la música, tristemente, es muy similar a Flying Microtonal Banana . Claro, hay especias del Rock Progresivo en él, no obstante, por lo demás, el sonido es bastante parecido. Sé que habrán fans de estas temáticas fantásticas en un álbum, pero yo soy de gustos que varian un poco de acuerdo a mi estado de ánimo y, siendo honestos, no soy muy seguidor de esta clase de historias. De vez en cuando, quizás un buen libro, pero un álbum... no sé.
Es un álbum bueno; no me malentiendan. Que no me haya transmitido lo que debía no significa que sea algo horrendo. Reconozco que esta obra le da una personalidad al grupo que los distancia de otros. Algo que es demasiado bueno en la actualidad. Estoy curioso por ver qué fue lo siguiente que grabaron y si superó a lo que han lanzado. Espero que sí, sinceramente. Y espero, sobre todo, que conecten conmigo profundamente. Disco recomendado.
Nota: 6/10
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