No sé si todos tendremos eso, pero habemos ciertas personas que adoramos lo infravalorado. Esos perdedores, sin ninguna malicia en la palabra, que nos encantan con cierto agarre que un artista popular no logra. Claro, no con esto digo que lo popular es totalmente malo. Pero hay cierto hechizo en estos héroes sin capa que nos atraen. Lo malo de todo esto viene cuando descubres a este héroe y él ya no está con nosotros: Este es mi caso con Sean Price.
Sean Price fue un veterano del Hip-Hop con una carrera que data desde los años noventas, donde formaba parte de colectivos casi desconocidos como el Boot Camp Clik. Su reputación en la escena subterránea del género fue incrementándose, siendo un respetado MC al tiempo en donde lanzó su primer trabajo como solista, Monkey Barz (2005). Price siguió produciendo discos hasta su inesperado fallecimiento en el 2015 mientras dormía a los 43 años. Esto dejo impactados a la gente que lo conocieron. Sus seguidores lograron hacer una caridad online para que la gente donara dinero con la intención de ayudar a su familia y, entre los que donaron, se encuentran nombres como Jay-Z y Eminem, lo cual da a entender que, mientras no fue famoso, sí logro tocar la vida de muchos raperos conocidos.
Me gustaría decir que seguí esta historia desde el comienzo, pero para mi infortunio, no he escuchado sus trabajos anteriores ni tampoco había oído de él hasta hace muy poco; todo lo escrito arriba fue parte de mi investigación. Recientemente, me enteré que su disquera, Duck Down Music Inc., decidió estrenar un trabajo que Price había dejado grabado y, claro, la disquera buscó terminar, que contaba con colaboraciones de miembros del Wu-Tang Clan y de MF DOOM. Obviamente, viendo esos dos nombres, solo hizo que mi motivación aumentara al momento de escuchar esto.
Puedo decir que Imperius Rex (2017), primer álbum póstumo de Price y cuarto en su carrera, logró dejar mi quijada en el piso al escucharlo y, lo cumbre, no fue por las colaboraciones, que de por sí fueron grandiosas, sino por el talento del difunto. Price es uno de los raperos más infravalorados en el género. Punto. Sus barras y su flow son tan súblimemente oscuros, los cuales acompañados por su voz, que tiene un sonido rasposo, como si fuera un sabio contando sus anécdotas más fuertes al oyente, no hacen más que crear un ambiente directo y clásico en el disco. Todo lo de este lanzamiento suena único en el año que terminó, pero no por su innovación, del cual no tiene nada nuevo, sino por su revival del Boom Bap de los noventas, con beats tan agresivos y tan necesitados en estos tiempos. Es un homenaje a lo crudo y Hardcore del Hip-Hop en esa década tan reverenciada por muchos, entre ellos su servidor. Price te transporta a esa era en donde el Wu-Tang Clan estaban en su punto más candente.
En este disco, vemos colaboraciones como la de su viuda, Bernadette Price, en un par de canciones, miembros del Boot Camp Clik, MF DOOM en la canción "Negus", y tres de los miembros del Wu-Tang Clan en el track "Clans & Cliks", el cual es más ardiente que el fuego. Y, como dije, lo más insólito es que, aún con la cantidad de estrellas invitadas, la presencia de Price es enorme en todo el trabajo, siendo él, con su voz, el que dirige y domina todo a su alrededor, como lo prueba la imagen de la portada; él está sentado viendo a sus compañeros insertarse en su historia, más no robando su protagonismo.
No es nada nuevo; es algo claro. Sin embargo, la manera en cómo todo se desarrolla y su contenido tan de la vieja escuela, no puede hacer que les dejes de prestar atención en ningún momento. Es un trabajo que te atrapa y que no te suelta hasta que Price lo decida. Si este es su último trabajo, su manera de irse fue excelsa, y quedo corto en el término. Encarecidamente, les pido que escuchen esto.
Nota: 7/10
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