Debo decir que esta banda es una de las pocas que me dejan pensativo a la hora de escribir esta entrada. Verán, para ser honestos, no es sencillo muchas veces redactar estas reseñas debido a que muchos podrían esperar que hable maravillas de discos de la actualidad (O del pasado, como se ha visto en ciertas ocasiones) a la manera de como aparecen en otros sitios, como Pitchfork, por decir el más conocido, cuando, la realidad, es que no todo el tiempo puede ser así. En varias páginas de esa clase, por no decir la mayoría, existen una cantidad de individuos en donde esta clase de responsabilidad es dividida, dando más oportunidad a crear tormentas de ideas y donde, a votación, creo yo, determinan los mejores discos para ellos. Otros, me imagino que harán reseñas hablando de trabajos del que ya todo el mundo conoce, escribiendo lo mismo de siempre y vanagloriando lo que la populación considera impresionante con el objetivo de conseguir una cantidad de visitas, sea en un blog, como en mi caso, o en Youtube.
Mi caso en particular es distinto. Como deben de haber notado, la mayoría de las veces no escribo cuando el disco sale, sino tiempo después, cuando ya ha bajado casi todo el hype. Esto lo hago por dos motivos: 1. Para que nadie sienta que este sitio está buscando aferrarse a un momento con la intención de ganar algo de ello, como que lean más mis artículos o algo. Aparte de que se haría un poco predecible acerca de qué escribiría, ya que podrán imaginarse que hablaré aquí de algún disco, pero no sabrán cuándo lo haré. 2. Porque prefiero esperar a que todo se disipe para poder escuchar los álbumes con mayor atención y notar si hay fallas, ya que, a veces, por cuestiones de emoción, uno puede ver un disco como lo mejor del año y, al tiempo, te arrepientes de cómo lo juzgaste. Eso me ha pasado con muchos discos de los que he hablado aquí cuando el blog apenas tenía como diez escritos. Cuando haga mi lista, muchos se darán cuenta.
Pero, ¿por qué toda esta diatriba?, es sencillo; The War on Drugs, a como lo tomen ustedes, no es para mi el enorme grupo del que todo el mundo habla. Lo he dicho. Habrán sitios musicales que los tendrán en un altar, reverenciándolos como una de las bandas más inventivas de los últimos años y, mientras no puedo decir que sea algo malo, ya que en sí comprendo el por qué de su popularidad, no comparto la misma opinión debido a que siento que están siendo sobrevalorados a más no poder.
The War on Drugs, por si no sabes quiénes son, son un grupo americano de Rock Independiente, por situarlos en una clase, que se formaron en el 2005 y, hasta la fecha, y contando este último, han lanzado cuatro trabajos, todos ellos aclamados por la crítica. La música que ellos profesan es un homenaje a lo retro, mezclando elementos del Heartland Rock, que pueden notar en cantantes como Bruce Springsteen en los años '70s, junto con matices ambientales y psicodélicas, causando un éxtasis a los que lo escuchan debido a sus hermosos paisajes sonoros, todos reconfortantes y etéreos. La propuesta ha venido más fuerte con su Slave Ambient (2011), pero mejoró enormemente con su idolatrado Lost in the Dream (2014); disco que vi y escuché en su tiempo, comenzando mi descontento.
Como notarán, sí distingo su éxito. El asunto es que no puedo disfrutarlos al nivel de otras personas. Y no es como si probé el disco una vez y no lo volví a escuchar, porque antes de hacer esta reseña, volví a repasar su discografía, dándome más razones a mi opinión. La banda es reverenciada en conseguir un sonido característico en base a sonidos ya explorados antes por otros artistas. No veo lo grandioso de todo cuando, en sí, todo lo que he escuchado de ellos, me parece de pasable a aburrido. Su trabajo no despierta en mi sentimientos de apoyo o fervor, sino que me van apagando todo a medida que siguen sacando discos. Tienen un sonido hermoso en muchos aspectos, pero desde sus composiciones que han ido alargándose a medida que salen los álbumes hasta la tediosa voz de Adam Granduciel, con un tono a lo Bob Dylan, me parecen una combinación horrenda.
A Deeper Understanding (2017) es un trabajo que, aunque no lo crean, e irónicamente, esperé debido al single "Thinking of a Place", el cual admito que me gustó bastante la primera vez que lo oí. Hasta pensé que era lo mejor que había sacado el grupo hasta la fecha (Un pensamiento que no se ha ido del todo). Su épica canción lo que hizo fue enardecer la llama de la curiosidad en mi con respecto a su nueva creación. Mi sorpresa con el disco fue decepcionante, ya que mis pasados desagrados volvieron al escucharlos. Sigo reconociendo que "Thinking of a Place" es asombrosa, pero lo demás en el disco me ha parecido bueno, más olvidable en todo lo demás. La fórmula se repitió, pero añadieron percusiones más directas que en sus muestras anteriores, aparte de mayores elementos psicodélicos. La producción sigue siendo buena, complementando de forma excelsa su música. Las letras son interesantes, pero pueden llegar a sentirse monotonas. Es un disco que, a mi punto de vista, existió, me pareció bueno y ya. No con eso digo que a ustedes puede parecerles malo, pero traten de escucharlos sin dejarse guiar por comentarios de otras páginas. Vayan con la mente abierta si no lo han escuchado. Si les gusta Springsteen, el Heartland Rock o los sonidos setenteros-ochenteros, disfrutarán de esto bastante.
Nota: 6/10
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