Si eres un fanático del estilo Post-Hardcore, es necesario que conozcas a este grupo. Es en serio. Es como una referencia obligada. At the Drive-In es ese grupo de Texas, liderado por Cedric Bixler-Zavala y Omar Rodriguez-López, que se volvieron la voz de una generación de una forma fugáz para una juventud deseosa por librarse de convencionalismos Pop en la década de los noventas. Ante tanto marketing con distintas propuestas pseudo-talentosas como las mil boy bands y las estrellas salidas de Disney que dominaban el mundo, ver emerger a esta banda para convertirse en influencia para una generación de músicos que vinieron después fue algo surreal. Sus primeros EPs y álbumes fueron un calentamiento para lo que hicieron al empezar el nuevo milenio con Relationship of Command (2000), un álbum que traía condensado la rabia, la desesperación y la frustración de un colectivo de marginados que querían destrozar todo a su paso. Sus conciertos eran el propio espectáculo con equipos destruidos y actuaciones cargadas de adrenalina que se hicieron eco entre los fanáticos del buen Rock de aquel entonces. Y, luego; se separaron. Al momento de alcanzar la fama, la banda se separó dejando a una cantidad de seguidores con los crespos hechos.
Claro, el dúo de compositores siguieron con un nuevo proyecto que complació a muchos seguidores (Su servidor incluido), The Mars Volta, con más influencias del Rock Progresivos y un alto uso de ritmos latinos que fueron el gancho principal de la propuesta del grupo. La intensidad y la adrenalina casi narcótica seguía, pero siempre quedamos esperando una continuación a ese trabajo tan crudo y salvaje de principios de los dos mil. Cada año pasaba y se veía más complicada la reformación de la banda original. The Mars Volta se separaron también de una forma algo predestinada tras su último trabajo que dejó a más de uno inconforme y se creó Antemasque que los veía volver a las raíces medio Punk y más Post-Hardcore de At the Drive-In, con unos singles fuertes como "4AM", "Drown All Your Witches" e "In the Lurch", pero con lo demás del disco debut bastante olvidable. La pregunta era: ¿qué seguiría para ellos?. Con tanto cambio y cambio, ya uno no sabía qué esperar. Finalmente, hace dos años, se anunció la reformación de At the Drive-In para una gira de conciertos y las ansias de los seguidores se despertó a ver si. esta vez, la banda nos daba lo que esperabamos; un nuevo disco.
El año pasado, vimos lo que muchos esperabamos; el regreso de un trabajo de estudio de At the Drive-In en la forma de In•ter a•li•a (2017), buscando agitar nuevamente a sus seguidores más devotos. La emoción fue difícil de contener, y más debido a que el grupo lanzó también un EP de nombre Diamanté (2017), del cual no hice reseña, pero del que aprovecharé la ocasión para comentarles al respecto aquí.
¿A ustedes no les ha ocurrido que un deseo no se les cumple de la forma en que ustedes querían?; bueno, eso me pasó con esta banda. He sido un fanático desde su primera obra y debo decir que éste es su trabajo más débil hasta la fecha. Por lo menos, de este proyecto, como tal. Y es que este disco nos muestra a ese grupo agresivo que a todos fascinó, con las letras crípticas de siempre, con Cedric cantando a más no poder, con enormes cargas de ese Rock tan desprolijo que a más de uno nos encanta, pero, todo, acompañado de una producción muy deficiente. La fuerza y agresividad está ahí, pero la producción no se siente viva. Algo que era esencial en el sonido de ellos, que pensabas que estaban en tu habitación tocando de lo casi tangible que se notaba su música. Aquí, está todo muy trabajado, pero con una producción floja y un tanto sucia que no complementa bien el sonido. La voz de Cedric se nota bastante dañada en todo el proyecto y la ambición no existe. Lo que vemos es un grupo repitiendo parte de la fórmula que los hizo famoso, pero sin nada nuevo o recordable. Es un trabajo que, mientras no es malo, no posee nada que haga que lo recuerdes después de unos días.
Justamente, no le hice reseña al EP por los mismos motivos; los dos presentan las mismas fallas. El EP siendo un tanto más deficiente que el álbum. La marca de ellos que los hacía totalmente únicos no se aprecia en ninguna de las grabaciones, salvo la voz gastada de Cedric. Omar se ve como si perdió toda ambición en su trabajo con la guitarra, que era lo que distinguía a esta banda del resto. Su sonido es muy simple. No hay nada de esa experimentación que fue el fruto del éxito en esta banda y en los Mars Volta. Deseaba un nuevo trabajo de ellos, pero, si va a ser así, prefieron que no sigan dañando su legado. Trabajo... meh.
Nota: 5/10
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