Katy Perry... ¿Por dónde empezar?. Una de las cantantes más conocidas a nivel Internacional y que, a partir de la década pasada, hemos visto conquistar los mercados musicales. Cada single que ha lanzado, bueno o malo, se ha vuelto viral a través de la radio, la televisión y por las distintas páginas y plataformas musicales en el Internet. En mi caso, la conozco desde su single "I Kissed a Girl" del 2008, el cual lo vi la primera vez por MTV y que, a este tiempo, parece mentira que se van a cumplir diez años de su estreno. Ya hasta yo me siento viejo.
Nunca he oído un álbum de ella completo porque, sinceramente, jamás me ha provocado. Ya uno sabe que, en el caso de muchos de los artistas Pop, los singles son lo mejor que tienen para ofrecer a la hora de estrenar obras nuevas. Una opinión que, quizás, moleste a algunos, pero, como ya he dicho, es una opinión personal. No digo que no existan álbumes Pop que no valga la pena oír. Beyoncé, Lorde y Carly Rae Jepsen estarían entre ese grupo de celebridades Pop que te incentivan a reproducir sus obras completas. Pero, en el caso de Katy Perry, esas ganas no me las ha provocado en ningún momento de su carrera. Básicamente, podría decir que sus canciones están para escucharlas, pero no para ahondar mucho en ella porque una profundidad, como tal, no existe.
Aún así, siempre hay una primera vez y la mía fue ahora con su más reciente trabajo, Witness (2017), el cual ha traído singles que han dado de qué hablar, sea por la música o por múltiples teorías conspirativas por simbolismos en sus videos (En serio, gente, ¿en serio?), y debo decir que... no fue tan malo como pensé que sería.
Witness es una obra que, mientras no logra posicionarse como un disco fundamental y necesario para cualquier persona, ha señalado un vuelco en el estilo de Perry. Empezando con la dosis más fuerte de House que he escuchado de ella desde sus comienzos. Muchas de sus composiciones, como el single "Bon Appetit", del cual hablaré un poco más adelante, es música hecha para desprenderse en la pista de baile de algún club nocturno. No necesariamente diré que su música no ha sido bailable antes, pero siempre ha tambaleado más como música para escuchar que música para bailar. Pop, movido o lento, pero para escuchar. Aquí hay parte del material del cual me ha vuelto un poco adicto por única vez en lo que va de su carrera; como el caso del track "Chained to the Rhythm", con una participación de Skip Marley que pasa desapercibida, pero cuya música, de influencias Nu-Disco, no la he podido dejar de reproducir desde su estreno. Primera vez que me pasa eso con una canción de Katy Perry.
Ahora, dije que no es un disco fundamental para nadie y tengo mis motivos para eso. La producción y la música, en su mayor parte, logra dejar este disco en una posición decente en comparación a muchos que están ahora en los medios, pero, su punto débil y lo que hace que este disco se desplome son sus letras, las cuales son muy poco imaginativas, bastante deficientes y con unos ganchos que te hacen rechinar los dientes. La canción "Bon Appetit" es uno de los momentos más débiles líricamente y la participación de Migos es, como mucho, vergonzosa. Eso, aparte de esos "And It's Okey" que dice en ciertas partes de la canción me hicieron llevarme la mano a la frente para cubrir mi vergüenza al reproducir tal track tan vanidoso y vacío. No voy a decir que Katy Perry es una letrista brillante, pero esos momentos fueron bastante... bobos. Incluso para ella. Frases como "I am my mother's daughter", proveniente de la canción "Power", literalmente me hizo reír a más no poder. Tendrá su significado para ella y para sus más fieros seguidores, pero... por favor, yo no puedo aguantar la risa cuando escucho eso.
Katy Perry hizo un disco que pasa por decente y sólo por su música y producción. Esas dos cosas es lo que medio salva este trabajo de no ser un fiasco total. Las letras y las colaboraciones, como la de Nicki Minaj en otra de las canciones más humillantes del disco "Swish Swish", y la de Migos en "Bon Appetit", no ayudaron a la obra en nada. Fuera del proyecto o dentro, hubiera sido igual o, quizás, hasta menos doloroso de escuchar. Fue mejor de lo que pensé siendo honestos. Su música me gustó mayormente. Debería haber sido un trabajo instrumental. Siento que hubiera sido mil veces mejor bailarlo sin prestarle atención a las sandeces de Perry.
Nota: 4/10
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