Roger Waters es una leyenda del Rock del cual todo el mundo debe estar familiarizado. El hecho, no sólo de tener una carrera solista exitosa, sino de haber pertenecido a uno de los grupos más influyentes de la música es una enorme estrella sobre su hombro en lo que se refiere a este artista. Roger Waters sorprendió a todos este año al lanzar su quinto disco como solista Is This the Life We Really Want? (2017) y su primer lanzamiento desde hace casi 25 años.
Este disco es un manifiesto rabioso y reflexivo contra la política y el Mundo actual, proveniente de una de las mentes más rebeldes de los últimos cincuenta años. En él, Roger Waters nos muestra una distopía donde las guerras, la codicia y los drones dominan el Mundo; un futuro al cual se dirige el planeta por culpa de las malas políticas y de las propias personas que no reaccionan a ellas. Claramente, es un álbum lleno de rabia y de mucha crítica a la situación actual mundial, específicamente el disco puntúa mucho al gobierno de Donald Trump, quien, por cierto, aparece en la pista que le da título a la obra.
El álbum fue producido por Nigel Godrich, a quien ya deberían conocer por ser el productor de Radiohead (Leyenda, prácticamente), notándose por el fino trabajo en el sonido del disco donde, aún siendo un trabajo con toques muy a lo retro de Pink Floyd, el sonido logra mantenerse fresco con el pasar de las canciones.
Las letras del disco, mientras no son del todo de mi agrado y ya explicaré más adelante por qué, llevan unos mensajes directos que se adornan al ritmo de la música del álbum, que te recuerda mucho a un híbrido de dos trabajos de Pink Floyd: The Wall (1979) y The Division Bell (1994). "Déjá Vu" es Roger Waters diciéndonos cómo él haría mejor el trabajo divino de haber sido Dios. Un pensamiento que a más de uno le habrá pasado por la mente alguna vez.
Por decir algunas letras más: "The Last Refugee" trata acerca del después de una guerra; "Picture That" es una cantidad de suposiciones que nos sugiere Waters que nos imaginemos; "Broken Bones" trata de recoger las cenizas de nuestro pasado y no volver a cometer los mismos errores; "Smell the Roses", el primer single del disco, trata acerca de la sucesión de oler las flores a oler los cadáveres dejados por la guerra; "The Most Beautiful Girl" es una de esas canciones más fuertes del disco; es una poderosa balada que trata del romance entre un hombre y una mujer que murieron en una explosión de una bomba. Es una de las pistas que más me llamó la atención al escuchar el disco; tiene una historia tan enternecedora y, a la vez, tan triste.
La pista que le da el título al disco es el momento clave de la obra. Es una canción que, como dije anteriormente, comienza con una grabación de Donald Trump en una entrevista con CNN y luego de eso sigue Waters dando una conclusión agresiva y políticamente cargada de la estupidez humana. Es por mucho la canción más fuertemente reflexiva del disco y un momento que Waters supo plasmar bien su rabia por la situación actual.
Ahora, quizás mi opinión no sea la más popular pero, aunque el disco tenga tantos momentos líricamente brillantes, el álbum me pareció decepcionante para la larga espera debido a que Roger Waters volvió haciendo como un "refrito" por lo que fue conocido. O sea, es normal que un artista antiguo vuelva con el estilo que se hizo conocido, pero aquí es como si Waters hubiera tomado ideas recicladas de discos antiguos de Pink Floyd y las decidiera unir en un sólo trabajo. Aunque su pensamiento es real y tiene razón en muchas cosas, simplemente siento que lo que él dice ya se sabe y, mientras puede haber buenos momentos en el disco, lo demás se siente redundante y hasta demasiado dramático.
En conclusión, Roger Waters lanzó esta obra con mucha carga política y con mucha ambición lírica pero que, a mi parecer, quedó como una obra débil y repetitiva. Es básicamente el Waters adulto tratando de imitar al joven rebelde.Una formula que ya está demasiado anticuada para estos tiempos. Los demás detalles como la instrumentación y la producción son bastante decentes, pero nada que te marque de por vida.
Nota: 6/10
El álbum fue producido por Nigel Godrich, a quien ya deberían conocer por ser el productor de Radiohead (Leyenda, prácticamente), notándose por el fino trabajo en el sonido del disco donde, aún siendo un trabajo con toques muy a lo retro de Pink Floyd, el sonido logra mantenerse fresco con el pasar de las canciones.
Las letras del disco, mientras no son del todo de mi agrado y ya explicaré más adelante por qué, llevan unos mensajes directos que se adornan al ritmo de la música del álbum, que te recuerda mucho a un híbrido de dos trabajos de Pink Floyd: The Wall (1979) y The Division Bell (1994). "Déjá Vu" es Roger Waters diciéndonos cómo él haría mejor el trabajo divino de haber sido Dios. Un pensamiento que a más de uno le habrá pasado por la mente alguna vez.
Por decir algunas letras más: "The Last Refugee" trata acerca del después de una guerra; "Picture That" es una cantidad de suposiciones que nos sugiere Waters que nos imaginemos; "Broken Bones" trata de recoger las cenizas de nuestro pasado y no volver a cometer los mismos errores; "Smell the Roses", el primer single del disco, trata acerca de la sucesión de oler las flores a oler los cadáveres dejados por la guerra; "The Most Beautiful Girl" es una de esas canciones más fuertes del disco; es una poderosa balada que trata del romance entre un hombre y una mujer que murieron en una explosión de una bomba. Es una de las pistas que más me llamó la atención al escuchar el disco; tiene una historia tan enternecedora y, a la vez, tan triste.
La pista que le da el título al disco es el momento clave de la obra. Es una canción que, como dije anteriormente, comienza con una grabación de Donald Trump en una entrevista con CNN y luego de eso sigue Waters dando una conclusión agresiva y políticamente cargada de la estupidez humana. Es por mucho la canción más fuertemente reflexiva del disco y un momento que Waters supo plasmar bien su rabia por la situación actual.
Ahora, quizás mi opinión no sea la más popular pero, aunque el disco tenga tantos momentos líricamente brillantes, el álbum me pareció decepcionante para la larga espera debido a que Roger Waters volvió haciendo como un "refrito" por lo que fue conocido. O sea, es normal que un artista antiguo vuelva con el estilo que se hizo conocido, pero aquí es como si Waters hubiera tomado ideas recicladas de discos antiguos de Pink Floyd y las decidiera unir en un sólo trabajo. Aunque su pensamiento es real y tiene razón en muchas cosas, simplemente siento que lo que él dice ya se sabe y, mientras puede haber buenos momentos en el disco, lo demás se siente redundante y hasta demasiado dramático.
En conclusión, Roger Waters lanzó esta obra con mucha carga política y con mucha ambición lírica pero que, a mi parecer, quedó como una obra débil y repetitiva. Es básicamente el Waters adulto tratando de imitar al joven rebelde.Una formula que ya está demasiado anticuada para estos tiempos. Los demás detalles como la instrumentación y la producción son bastante decentes, pero nada que te marque de por vida.
Nota: 6/10
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