Una banda Indie que, consideré, se diferenciaba mucho de otros grupos del género en los noventas era Grandaddy. El estilo de ellos era Indie, pero tenían métodos de producción de baja resolución que, junto con los teclados del líder del grupo Jason Lytle, les daba un toque espacial y Glitch a sus composiciones. Me acuerdo que cuando comenzaba a descubrir bandas a lo loco en mi adolescencia éste fue uno de los primeros grupos Indie que escuché y, a diferencia de ahora, no me gustaban mucho, pero reconocía que su estilo era distinto, solo que no era del todo de mi agrado. Para ese entonces, estaba más enfrascado en grupos como Neutral Milk Hotel, por decir uno.
Grandaddy se formó en 1992 y , hasta la fecha, han lanzado cinco álbumes de estudio, sin contar una cantidad de EPs. Mientras su primer álbum lo considero bueno, fue el segundo el que dió de que hablar: The Sophtware Slump (2000); un álbum que atrajo la vista de muchos críticos, llegando a llamar al grupo "los siguientes Radiohead", esto por el parecido que tenía el sonido de la banda y la voz del cantante con el anterior grupo. Sus siguientes discos, mientras también fueron decentes, no llenaron las expectativas, lo que hizo que fueran perdiendo el hype que tenían de su época, terminando con su separación en el 2006.
En el 2012, y mediante una idea del guitarrista, la banda se volvió a reunir para una corta serie de conciertos que terminó por motivar a Lytle para grabar un nuevo trabajo. Adelantándo la historia, fue en este año que la banda dió a luz su nuevo disco titulado Last Place (2017), su primer disco en casi once años.
La temática principal del disco viene de la separación de Lytle con su pareja, haciendo, mediante su estilo inspirado en la tecnología y la ciencia ficción, alegorías con respecto a ello. Debo reconocer que el grupo tomó las cosas desde donde lo dejaron; Grandaddy sigue con el método que los hizo famosos, aunque con ciertos detalles de producción que dejan ver una mejoría en el sonido. Lo espacial y la voz del cantante que, no sé por qué, me recuerda un poco a la de Wayne Coyne de los Flaming Lips, traerán la nostalgia a sus más antiguos fanáticos.
Lo que no me terminó de convencer de este disco fue lo seguro que se sintió para la banda. A ver, no es malo que vengan con su estilo después de tanto tiempo, ya que eso es lo que se espera; pero, viendo todo el conjunto de canciones, no hay ninguna en donde uno vea que el grupo se arriesgó con algo que los hiciera sonar un poco distinto. Lo que tienen aquí es un disco de Grandaddy sin ninguna canción que se sienta diferente al compararla con lo demás de su catálogo. Es un buen disco y algo que vale la pena escuchar, sobre todo si eres un fanático de ellos, pero yo esperaba mucho más del grupo.
Nota: 5/10
Nota: 5/10
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