Los tipos con pinta de venir de la trilogía de The Hangover, o El Resacón para los habla hispana, que ven aquí son los integrantes del grupo Pissed Jeans, provenientes de Pensilvania. Juntándose en el 2003, han lanzado hasta la fecha cinco discos que, para ser sinceros, no han sido muy escuchados. Ellos atrajeron las miradas con su penúltimo trabajo Honeys (2013), en donde se mostraron salvajes, rápidos y con mucha dosis del Punk Rock y Hardcore de los años ochentas. Ese fue el disco que me hizo conocerlos y que, de tener una impresión un poco fuerte con respecto a ellos (Fuerte no por increíbles, sino por la agresividad), ahora, con más experiencia, los veo como otro grupo Punk del montón, sin nada que me haga escucharlos sin cansancio siempre. Por lo menos, eso fue en esa obra. Hoy me decidí escuchar lo más reciente que este grupo de inconformes con la sociedad han estrenado: Why Love Now (2017).
En su obra anterior, la temática se centraba en ese sentimiento de frustración que a el cantante Matt Korvette le nacía con respecto al haber conseguido un trabajo normal, vivir como todos nosotros y llegar a una edad donde sabes que tienes familia y que no eres ya el muchacho rebelde que eras hace unos años. Es algo que lo atormentaba y decidió plasmarlo en ese disco con unas canciones fúricas y aceleradas; ventilando toda esa rabia que lo carcomía. Este año, el enfoque cambió un poco. Trabajando con el ícono del No Wave, Lydia Lunch, la banda buscó un tópico distinto en este disco: El sexismo, el cual ya había sido tocado en un par de tracks de su trabajo anterior, pero aquí decidieron extenderlo a un álbum casi conceptual como tal. ¡Ah!, y por cierto, si no saben quién es ella o qué es el No Wave, bueno, ahí les va; el No Wave fue un movimiento artístico surgido entre finales de los setentas y principios de los ochentas como una oposición a las bandas New Wave que existían como Duran Duran, Kajagoogoo y otras. Lydia Lunch, por su parte, es una cantante, poeta y actríz que fue parte fundamental en esta corriente. Los que escuchan fielmente a Sonic Youth deben conocerla, ya que colaboró con ellos mucho antes de que Sonic Youth se volvieran un acto revelación.
Lo que tenemos aquí son una banda que, siendo Punk y Noise, decidieron aplicarle a muchos de sus tracks una influencia de bandas como los Melvins o Jesus Lizard, con una guitarras muy a lo Sludge; lentas, golpeantes y abrasivas en cierto punto. Si sonaban fuertes en su predecesor, aquí suenan el doble que antes. Los gritos son más desgarradores, la producción, siendo un poco más limpia, igual sigue siendo dura; el trabajo del baterista fue bastante llamativo, en realidad, fue lo que me gustó más de este disco. En la superficie, es un trabajo que a la mayoría de los aficionados al Punk le encantará.
Ahora, en mi caso, este trabajo no es lo que quiero escuchar siempre. Mientras valoro el esfuerzo de la banda en sonar distintos, simplemente los riffs en muchas canciones son aburridos. Letárgicos a más no poder. No tienen esa sustancia que hace que desees volver a escucharlos todo el tiempo. Eso, aparte de los gritos exasperantes del cantante, hacen de éste un disco difícil de oír. No es nada en contra de la banda, pero suenan simples. No tienen nada que, no sólo destaque, aparte del trabajo de batería, sino que capte tu atención en sus tracks. Fanáticos del Punk, les recomiendo este disco, sólo porque pienso que podría gustarles, pero a mi en particular, no me causó la menor emoción. Lo escuché esta mañana y ya se me han olvidado algunas partes.
Nota: 4/10
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