Si se pregunta "Hey, hay más discos del grupo, ¿dónde están?" La respuesta es: "Sí, pero no los publiqué por dos razones: La primera, es que los tres trabajos anteriores del grupo no me causaron nada bueno; es más, escuché Danse Manatee (2001) y tuve que dejarlo. No lo soporte. Ya pensaba que el debut del dúo que se volvió trío y luego un cuarteto ya era bastante caótico, retiro lo dicho al compararlo con su sofomoro trabajo. Es que, en serio, la experimentación que comenzó en su debut la llevaron al extremo que en su siguiente disco sonaban como niños tocando instrumentos de juguete. No es por decir nada malo contra sus fanáticos, es mi opinión personal, pero no entendí nada y decidí dejarlo. De la impresión que sus siguientes trabajos sólo tuvieron cierto escuche de mi parte, no me sumergí en ellos y, para escribir algo en donde voy a decir simplemente "no me gustó", prefiero basarme en los trabajos que me dejaron alguna impresión. Ah, la segunda razón es falta de tiempo.
Sung Tongs (2004) es el trabajo que lanzó al grupo a la fama entre la crítica. Un disco cuya construcción y soporte se veía venir en sus anteriores discos. Noté en los anteriores que el grupo tuvo algún jugueteo con los sonidos de la naturaleza, mezclando la psicodelia que caracteriza al grupo con tonadas folclóricas que daban un aire ambiental extraño a esos discos. Ahora, en este trabajo, el grupo abrazó esas distintas influencias, creando un álbum que en el tiempo en donde salió se escuchaba como una música alienígena. Desde la primera canción, el grupo deja claro que no hay vuelta atrás en su camino a lo experimental. Se ve que ellos descienden hasta lo más profundo de sus mentalidades psicotrópicas para extraer unos tracks muy únicos en su estilo. "Leaf House", el opening, es la canción más destacada del disco por mucho. Lo que tocan ahí ya es Freak Folk totalmente, es un track repetitivo que va desarrollándose a medida que pasa el tiempo con la inclusión de un juego de voces entre Avey y Panda, más una guitarra acústica, una percusión similar a unas pequeñas congas y un sonido ambiental que hace sentir al track bastante denso por momentos. Es una composición que haría sentir orgulloso a un Syd Barrett a finales de los sesentas. "Who Could Win a Rabbit", la cual se convirtió en la primera canción en hacerse conocida del grupo, es otra de esas canciones que se quedan contigo después que todo termina. Es un folclor tan loco y, a la vez, tan atrayente. El juego de voces de ellos es una de mis detalles favoritos del grupo, muy a lo Beach Boys (Obvio, son sus influencias) pero con más droga encima (Es una broma no tan broma).
Lo cierto es que, aunque el disco empieza fuerte, al rato va bajando y la banda vuelve a recaer en volverse demasiado locos con la experimentación. De nuevo, el grupo en este trabajo tiene un nivel de madurez superior a cualquiera de sus anteriores trabajos, pero, hasta este punto, pecan con una adicción a los sonidos que dejan desfasado a muchos de sus oyentes y, mientras algunos los toleran y les gustan, a otros, como a mi, nos aburre o, aunque sea, nos aturden demasiado. Este es un grupo que hay que tenerle mucha paciencia en ese aspecto, por lo demás, éste trabajo es un testamento al paso que el grupo dio para comenzar un catálogo de discos que se convertirían en los mejores de la década para muchos conocedores en música y fanáticos. Me gusta y lo recomiendo, aunque me exaspere una que otra vez.
Nota: 6/10
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