Bright Eyes es una banda ya separada, formada en 1995 en Omaha, Nebraska, liderada por el cantautor y guitarrista Conor Oberst. Esta banda hizo ecos a finales de la década de los noventas, pero específicamente, fue en los dos mil que la banda impactó realmente con una música muy reflexiva, deprimente e introspectiva. La banda causó revuelo sobre todo por su asociación con el movimiento Emo, un título que persiguió a la banda desde su alce de popularidad. Y no es para menos. La manera en como Oberst cantaba y describía su sufrimiento e inconformidad con lo que le rodeaba se volvió como el cliché de la temática Emo.
Este, el cual vendría siendo su tercer trabajo, Fevers and Mirrors (2000), tiene mucha características que te agarran desde que comienza la reproducción del mismo. Para comenzar, el álbum comienza con un niño leyendo fragmentos de un libro de Marjorie Weinman Sharmat que da pie a la primera canción "A Spindle..."; este inicio marca el camino del álbum de forma maravillosa, ya que el tópico de la lectura es una mudanza y, este trabajo, trata de gente alejándose de otras y los efectos que repercuten en ello. La música es hermosa, pero es triste a más no poder; hay momentos en el disco en donde Oberst canta como un Bob Dylan en una depresión muy grande como otros en donde un Indie Punk domina los tracks con rapidez y fuerza. La instrumentación aquí juega una parte importante; cada canción es muy detallada en este aspecto. Entre Oberst y Mike Mogis (Miembro del grupo) hacen el 80% del trabajo del disco, creando un ambiente muy parecido al de Neutral Milk Hotel en su obra maestra, ahora que lo pienso. Lo que diferenciaría a este del anterior son las letras que los separan enormemente. Oberst agarra con las letras desde el comienzo (Es uno de los aspectos que atrapa oyente nuevo). Sus letras, a las cuales él mismo parodia en cierto fragmento de entrevista ficticio que viene casi al final del disco, aparentan ser muy personales; son relatos románticos de separaciones, en donde usa muchas imágenes y asociaciones para darle un toque poético al disco. No es simplemente "estoy mal, estoy deprimido, quiero morir", es más como si estuvieras leyendo poesía. Poesía muy triste y, a la vez, muy sarcástica y muy fúrica de vez en cuando.
Si hay algo en el LP que no me llamó la atención fue la manera de cantar de Oberst. Cuando lo escuchas en el primer track no tienes problemas; yo dije más bien que sonaba único. El problema de esto viene cuando lo escuchas mucho rato. Ahí es donde te das cuenta que el tono de quejón y lloroso que tiene puede llegar a ser incómodo para el oído. Si tienen razón la gente que dice que suena a un muchacho Emo creando una alaraca por todo. Eso y la manera en cómo maneja la respiración al cantar son momentos que bajan el álbum, ya que lo hacen sentir exagerado o dramático. El otro factor por el cual este álbum creo que no ha llegado a niveles más altos en otras listas o menciones es que creo que, con el paso del tiempo, el álbum se ha vuelto el cliché que comenté dentro del movimiento Emo. Busquen una parodía de cómo los Emos describen el mundo y aquí tienen el ejemplo principal.
En conclusión, el tercer trabajo de la banda Bright Eyes atrapa (Si no te molesta lo Emo) al público con un set de canciones de alienación y separaciones románticas, en donde la música sirve para darle un tono melancólico y triste a cada canción de muy buena forma. La produción es de baja fidelidad, pero este detalle no dismunuye el disco, sino que más bien le da una calidad que lo hace ver más personal. La instrumentación es hermosa y los fragmentos de grabaciones y entrevistas vienen en buenos momentos, teniendo sentido y no incluyéndolos por el hecho de incluírlos. Si puedes calar la voz de Oberst, éste es un trabajo que te recomiendo que oigas. Sobre todo, si acabas de pasar por una separación.
Nota: 7/10
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