Durante el proceso de grabación de éste trabajo, Ryan Adams estaba pasando por momentos muy difíciles para cualquiera: La separación de su esposa, la actríz y cantante Mandy Moore, con quien él había estado desde el 2009. Sinceramente, no tenía idea de los hechos que le habían pasado hasta el momento en donde decidí escuchar este disco. No siempre estoy empapado de noticias musicales, y menos de alguien como Ryan Adams, quien para mí, hasta ese entonces, no era más que otro cantante. Y Country, un género del cual no soy muy amigo.
Escuchando Prisoner (2017), te das cuenta de lo malo que se sentía en ese entonces. A ver, hay separaciones amistosas, separaciones que vienen tras muchos problemas con la pareja y separaciones en donde una de las partes no quiere que pase. La última instancia es la de Ryan Adams, o, por lo menos, por lo que escuchas en este trabajo, pareciera. En este LP, Adams casi suplica porque la relación no termine o los momentos en donde él se imagina a la persona que ama con otro hombre, riéndose de las cosas como si él estuviera muerto. Pareciera que el disco disfrutara de la tristeza en cierto punto, pero en realidad, cuando te acercas a los momentos finales, es donde te das cuenta que, más bien, este LP le está sirviendo para tratar de animarse con respecto a su situación, llegando en un punto a decir cosas como que la relación comenzó cuando él estaba muy aburrido o que él estaba mintiendo en muchos asuntos. Esto no suena a cosas reales, sino a las reflexiones de alguien que hace cuando no quiere descubrir la verdad acerca de sus sentimientos. Es difícil de oír algunas veces.
En lo que se eleva este LP es en la sinceridad y la desnudez que muestra, siendo éste el único punto positivo en este trabajo porque, para ser sinceros, no es un álbum que me llame la atención. La producción del disco está bien, pero la música tiende a fallar más de lo que uno se imagina. Y es que, a medida que pasa el tiempo, te llegas a dar cuenta de que muchas de las composiciones suenan iguales, en estructura, que las que acababas de oír. Éste es un álbum que sigue los pasos, musicalmente, de su trabajo homónimo del 2014, con un estilo influenciado fuertemente por el Heartland Rock y el Country, pero es que la mayoría, sino todos los tracks que lo conforman están faltos de carisma o de appeal al oyente. Suena como un disco que ya has escuchado varias veces, sin ninguna sorpresa o riesgo.
Este trabajo de Ryan Adams me ha parecido decepcionante musicalmente. Cuando parte del álbum ya había pasado (Más de la mitad, para ser sinceros), ya no le estaba prestando mucha atención. Sentía que las mismas canciones se estaban repitiendo una y otra vez. Fíjense en la estructura de muchas de las canciones, sobre todo las últimas, en donde la estructura es muy similar: Comienza con Adams cantando con una guitarra o algún otro instrumento en solitario para que, a los momentos finales, se unan todos los otros músicos, finalizando la canción en un instrumental. Es una fórmula que, para mí, agotó mucho el disco. Si quieres escucharlo, puedes hacerlo, pero creeme, no te perderás de mucho.
Nota: 4/10
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