Hay ocasiones en donde uno escucha un disco que te deja pensativo con respecto a lo que acabas de presenciar. No todos tienen ese efecto y tampoco quiere decir que, por eso, debe ser increíble, ya que muchas veces un disco te deja así de lo malo que fue. Me alegra decir que en este caso fue todo lo contrario.
Bell Witch es un dúo del que no había escuchado nada hasta hace unos días. Estoy seguro que muchos de ustedes tampoco saben quienes son ya que su música no es la típica música que aparece en MTV (Si pasan música todavía), en las radios o en Youtube. Su música puede considerarse como Funeral Doom Metal y es caracterizada por guitarras bastante profundas y lentas con baterías tocando como si fuera una marcha funeraria; todo es extremadamente lento y con voces que parecen que te llevaran al más allá mientras estás escuchándolos. No es para todos los públicos; ni siquiera para muchos asiduos al género. Ellos comenzaron como un trio, hasta que uno de sus miembros fundadores y baterista, Adrian Guerra, salió del ensamble en el 2015. El año pasado, él falleció y, aunque no estuviera en la banda, el impacto de su partida le dolió bastante a los miembros del anterior trio. Era un amigo que no se fue del proyecto por problemas, asumo yo. Este hecho hizo que éste fuera el primer disco del ahora dúo grabado con mucho pesar debido a este impactante evento.
Ellos en todos sus trabajos anteriores componían canciones que duraban más de veinte minutos, en su mayoría, pero lo que hicieron con este disco se pasó. Esto es una sola canción dividida en dos con una duración de 83 minutos. Es un trabajo extremadamente ambicioso y uno que, por lo menos a mi, me causó cierto repeluz escuchar por esa exagerada duración. Claro, hay discos mucho más largos que éste, pero la conmoción es la misma, y más cuando uno busca probar con distintos álbumes de varios artistas. Lo reconozco; mis ganas de darle una oída a esto eran muy bajas, pero igual, traté. Lo que ocurrió después es que me quedé tan ensimismado con esta obra que no noté que el tiempo había pasado.
Este dúo hizo un trabajo tan asombroso que es difícil de poner con palabras; aún así, lo intentaré. Durante los primeros cuarenta y tantos minutos, son los sonidos típicos deprimentes de este estilo con guturales totalmente infernales, pero lo que me llamó la atención es que esto no buscaba atormentarte, sino que todo tenía un arreglo ambiental predominante. Me recordó enormemente a trabajos como los de la banda Boris, quienes habían grabado también discos con una sola canción dividida en partes, pero que, más que golpear, lo que hacían era acariciar a los oyentes. Este dúo hizo lo mismo, pero tomó partes que lo llevaron al extremo. Por ejemplo, lo que se escucha primordialmente es solo batería, un bajo de seis cuerdas y teclados (Tanto sintetizadores como órganos que suenan a los de las iglesias). Sí, no hay guitarras y, sin embargo, el bajista, Dylan Desmond, hizo que su bajo "hablara" dependiendo del momento. Desde aplastante hasta atmosférico, este señor hizo de su bajo uno de los momentos más hipnotizantes que he oído en el año en algún disco de Metal. Esto, aparte del juego de voces, es algo que te deja en shock. El dúo incluyó las voces grabadas desechadas de su amigo fallecido en la canción; ellos cantaron con su amigo por última vez en este disco en algo que te espeluca al solo oírlos debido a la temática del disco, el cual es la vida y la muerte. Esto es una sinfonía de despedida para su amigo. Las últimas partes son tristes a más no poder con Desmond cantando de forma limpia, haciendo sonar su voz como un canto gregoriano. Es algo que debe ser escuchado para que se lo crean.
Si les soy sincero, no le presté mucha atención a las letras; quedé tan envuelto con los sonidos y el ambiente que las voces las sentí como parte de todo. Es insano todo esto. Es una obra que no busca ser brutal, sino hermosa. Escuchas esto y sientes que estás en otra dimensión con los miembros del grupo; todo es un valle gris y desecho, frente a un portal en donde ves los momentos finales de este ex-miembro. Es tan impresionante como la portada. No es un álbum que sea fácil de escuchar ya que se requiere de mucha paciencia. La nota que le daré a esto no es porque no lo considere más grande de lo que es, sino por la dificultad para el oyente habitual. De nuevo, no los obligaré a escuchar esto, pero, por favor, pruebenlo.La recompensa es enorme una vez que todo termina. Disco super recomendado. Esto no es música, no hay ritmos; son emociones en estado puro.
Nota: 7/10
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