Karin Dreijer es una de esas artistas que viven en su propia dimensión. Al igual que Bjork, la visión artística de esta atrevida cantautora es de las más aplaudidas por la crítica y, a la vez, shockeante para cualquiera que no esté acostumbrado a verla. Desde sus inicios en The Knife, con su hermano Olof Dreijer, Karin dió rienda sueltas a su atormentado sentido artístico, progresando con cada álbum que el dúo iba sacando (En serio, busquen un show en vivo o algún video de ellos o de ella con este nombre). En el 2009, Karin, bajo el seudónimo Fever Ray, probó suerte estrenando su primer trabajo como solista, Fever Ray (2009), en donde la prensa especializada reverenció la producción y el ingenio de la cantante al crear una música Electrónica pegadiza, pero con ambientes muy oscuros y tétricos. A medida que escuchas el debut, puedes llegar a sentir ese aire lúgubre y perturbado; o, por lo menos, eso dicen los que adoraron ese trabajo.
Mi caso con Fever Ray es sencillo; no me gustó ni su debut, ni su trabajo con The Knife. Yo sé, puedo encontrarme en un grupo muy pequeño de fanáticos de la Electrónica que no han sido cautivados por esta peculiar artista, sin embargo no puedo evitar sentir aburrimiento a medida que oía ese debut. El ambiente lo percibí, pero la música me pareció tediosa y la voz de la Dreijer insoportable. Algo tiene ese tono alienígena sintetizado de ella que me pega al oído y me da un bajón enorme. La única participación de Dreijer que me ha gustado demasiado fue en la canción del dúo Royksopp "What Else Is There?" en el 2005 y fue porque, gracias a la producción con tintes de Trip-Hop de dicho dúo, la rareza de la artista disminuyó bastante, haciendo, a mi parecer, la pista una de las mejores de ese año.
Sin embargo, no diré totalmente lo mismo con Plunge (2017), el cual tiene uno de las pistas más emocionantes del año en forma de "IDK About You". Primera pista de la artista que he estado repitiendo constantemente debido a esa influencia Tribal y progresiva que hace todo alucinante. Es Electrónico, pero se siente humano. Algo que falta un muchas pistas, tanto en su pasado como en este trabajo. El disco suena a una combinación de su debut y su último trabajo con The Knife, Shaking the Habitual (2013). Es decir, es una música electrónica, pero con partes experimentales y casi Industriales que plagan todo este trabajo.
En lo que se refieren a las letras aquí, Dreijer no se dejó nada por dentro y, creo, que éste es su trabajo más directo en lo que va de su carrera. Casi se siente, no como una persona, sino como una criatura en busca de amor y deseo. Pero, la forma en que lo ejecuta todo suena muy directo. Canciones como "This Country", donde da su visión de la actualidad política con frases como "This country makes it hard to fuck", no dejan nada a la imaginación o a dudas a lo que la cantante tan rabiosamente protesta. O una de las más conocidas de este disco "To the Moon and Back", en donde la cantante dice una de las frases del año en los últimos momentos de la pista "I want to run my fingers up your pussy"... Chicas, no lo digo yo, lo dice la pista. Digamos que el deseo por otra chica es evidente en ella.
¿Cómo catalógo este disco? Bueno, sencillamente no es la gran cosa. Muchas de las partes líricas, como las del anterior párrafo, suenan forzadas. Suenan a ser directas por el bien de serlo y como que hizo que perdiera seriedad con respecto a esas canciones. El álbum tiene momentos que realmente me atrajeron, como en la canción "IDK About You", pero también cuentan con una experimentación que hace varias canciones muy aburridas, casos como "Musn´t Hurry", "A Part of Us" y "Red Trails". Hay varias ideas que comparto en el disco, pero es la ejecución la que me arruina muchas partes de él. Siento que puede gustarles a ustedes más que a mi. En mi caso, sigo esperando por un disco en donde Fever Ray me haga tragar mis palabras de ser uno de los actos más sobrevalorados en la crítica.
Nota: 5/10
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