Todos tenemos algo de sádicos por dentro. Siempre escuchamos o vemos historias, sea en la televisión o en alguna red social, y tenemos que enterarnos de los más profundos detalles; mientras más fuerte o escabroso más interesante. Por lo menos, esto es lo que parece rezar la fama de este nuevo grupo, Big Thief, del cual no sabía nada hasta este año por este disco que ha aparecido en una cantidad de páginas con temática musical. Tampoco es culpa mía; el grupo lanzó su debut Masterpiece (2016) el año pasado y, para ser sinceros, ni lo escuché nombrar. O, quizás, sí, pero no le presté atención.
Según todo lo que he leído, ese álbum fue bastante fuerte debido a que estaba repleto de historias tristes, muy personales para los miembros de la banda, como la muerte, la violencia doméstica y romances que terminaron mal. Todo esto fue una joya para los críticos en términos músicales, combinado con un estilo Indie Rock con toques de Folk y la dulce voz de la líder del grupo, Adrianne Lenker, que buscaba enternecer el oyente a través de ese sinuoso camino.
No obstante, ese debut no lo he escuchado. Quise ahora, pero, como tengo otros discos por oír, decidí dejarlo en una lista baja de prioridades y comenzar con su segundo trabajo Capacity (2017), el cual he oído que es mejor que su predecesor. De la última afirmación, no puedo estar del todo seguro porque, como dije, no he escuchado ni una canción de su antecesor; lo que sí puedo decir es que las historias tristes continúan en este álbum. Desde relatos románticos, que van desde momentos tiernos a trágicos, hasta incidentes traumantes, este álbum, en su parte lírica, no es fácil de digerir; Lenker no tiene pelos en la lengua a la hora de retratar con detalles todos los hechos; tomando por ejemplo el single del álbum "Mythological Beauty", en donde nos narra una historia de un horrible accidente que le ocurrió cuando era niña y, a través de la pista, ella busca hacernos ver la desesperación de su madre por ayudarla. Son historias fuertes que pasan por un filtro de música de Indie Rock que, en su mayor parte, va suavizando los momentos del disco, junto con cierto toque Folk, cortesía de Saddle Creek Records, la productora que vió nacer a Conor Oberst.
Aún con lo que reconozco la belleza trágica de este disco, ninguna de sus canciones logra darme alguna muestra de interés. Técnicamente, está muy bien hecho y, sin embargo, su estilo de música no cuadra conmigo. Para ser sinceros, salvo algunas letras, lo demás, músicalmente, me parece bastante aburrido y vi el disco como que era el doble de largo de lo normal. Ese estilo Indie que aquí aplica lo siento muy utilizado, muy cliché ya, y no hace que me motive a repetir ningún disco que suene así. Entiendo que muchos aclaman este trabajo y está bien; no he negado la belleza que posee, aunque conmigo la historia es muy distinta.
Nota: 5/10
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