Viniendo con el título más británico de todos los que he visto este año (En serio, cuando entra "Canapés", tiene que ser británico), Ghostpoet aparece con un estilo que ha sido desplazado por muchos géneros más recientes, pero que guarda un lugar especial en mi corazón: El Trip-Hop. Okey, muchos críticos han descrito el disco como Hip-Hop Experimental o Pop Artístico, pero esto tiene mucho aire de Trip-Hop de la vieja escuela; recuerda a Massive Attack y a Tricky bastante.
Pero, primero, Ghostpoet es un artista británico que ha dado de que hablar en los últimos años con dos álbumes que han sido nominados al premio Mercury por Álbum Británico del Año; uno es su debut Peanut Butter Blues & Melancholy Jam (2011), y el otro es su tercer disco Shedding Skin (2015). Debo admitir que, en mi caso, conozco a Ghostpoet, aunque nunca he escuchado sus discos a profundidad y siempre me ha causado buena impresión; respeto a cualquiera que trate de revivir el Trip-Hop.
El aire nocturno y futurístico está impregnado en este disco, con pistas como "Many Moods at Midnight" y "Woe Is Meee" siendo insistentes y sensuales a más no poder. La producción es lúcida, aunque hay puntos en donde los instrumentos desaparecen la voz de Ghostpoet, haciéndolo difícil de entender lo que dice en ciertos puntos. La instrumentación es decente; le da ese tono oscuro al disco, típico del Trip-Hop, pero que le va tan bien.
Si este disco buscara ser más ambicioso en su cometido, quizás estaría entre mis favoritos del año, ya que el disco peca de no resaltar entre otros proyectos con más calidad que han aparecido este año. Es un buen disco para escuchar y disfrutar, aunque no aporta nada nuevo o memorable a futuro. Es recomendable para aquellos fanáticos del género y para los que quieren probar algo de la nueva ola de bajo perfil del Trip-Hop.
Nota: 6/10
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